martes, 26 de febrero de 2013

Lately.


Antes de nada disculparme por la falta de publicaciones estos últimos meses. Como supongo que será comprensible, me estoy centrando más en una novela que pretendo publicar (si no en papel, lo cual es imposible, en este blog) algún día y en los estudios. Sobre todo en los estudios.
Recupero pues este blog ya que he visto el trayecto que ha sufrido desde que lo abrí, y denoto la falta de cambios que intentaré ir solucionando para devolver este blog a los orígenes de su creación. De todas formas los iréis notando, así que aquí queda la entrada de hoy:
“Esa noche estaba ella ahí, tumbada en la cama sin perder de vista su teléfono móvil. No esperaba ni una llamada ni un mensaje. Sólo esa pequeña conversación que llevaba necesitando toda la tarde. Para qué mentirnos, ella se siente feliz cuando le habla. Y para qué volvernos a mentir, hacía mucho que no sentía algo así. No se sabe bien cómo, pero le ha cogido mucho cariño en muy poco tiempo. Eso le asusta. Además, ella sabe que no suele gustar a la gente. Sabe que frecuentemente es ignorada, sabe que no importa a la sociedad. A nadie.
Le resulta difícil quererse a sí misma tal y como es, sobre todo por su pasado. Lo pasa mal cuando se acuerda. Lo pasa mal cuando sabe que está ahí, imborrable, quieto. Lo pasa mal cuando piensa en ello como un recurso factible. Se tiene miedo a sí misma, a su yo del pasado, y es normal.
Sonó el móvil. Era él. Ese que tan bien le hacía sentir. Sin saber bien cómo surgió, ella acabó contándole sus miedos, sus temores. No quería volver a hacerse daño. Él se quedaba perplejo a cada palabra que leía. No se lo creía. Y eso a ella le hacía sentir aún peor. Como un monstruo. Tiritaba bruscamente sin tener frío alguno, jadeaba cuando no podía seguir una conversación tan densa. Tenía miedo de ser rechazada pero aún más le tenía a no ser sincera con ese que tantas sonrisas le ponía en la cara. Cuando acabó de llorar y miró la pantalla… Ahí estaba. Lo más bonito que le decían de corazón desde hacía ya tiempo. Pero eso es algo que quedará entre ellos dos, no se le puede decir a nadie.”

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Este obra de Ana Gracia Martínez está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.