Antes de nada
disculparme por la falta de publicaciones estos últimos meses. Como supongo que
será comprensible, me estoy centrando más en una novela que pretendo publicar
(si no en papel, lo cual es imposible, en este blog) algún día y en los
estudios. Sobre todo en los estudios.
Recupero pues
este blog ya que he visto el trayecto que ha sufrido desde que lo abrí, y
denoto la falta de cambios que intentaré ir solucionando para devolver este
blog a los orígenes de su creación. De todas formas los iréis notando, así que
aquí queda la entrada de hoy:
“Esa noche
estaba ella ahí, tumbada en la cama sin perder de vista su teléfono móvil. No
esperaba ni una llamada ni un mensaje. Sólo esa pequeña conversación que
llevaba necesitando toda la tarde. Para qué mentirnos, ella se siente feliz
cuando le habla. Y para qué volvernos a mentir, hacía mucho que no sentía algo
así. No se sabe bien cómo, pero le ha cogido mucho cariño en muy poco tiempo.
Eso le asusta. Además, ella sabe que no suele gustar a la gente. Sabe que frecuentemente
es ignorada, sabe que no importa a la sociedad. A nadie.
Le resulta
difícil quererse a sí misma tal y como es, sobre todo por su pasado. Lo pasa
mal cuando se acuerda. Lo pasa mal cuando sabe que está ahí, imborrable,
quieto. Lo pasa mal cuando piensa en ello como un recurso factible. Se tiene
miedo a sí misma, a su yo del pasado,
y es normal.
Sonó el móvil.
Era él. Ese que tan bien le hacía sentir. Sin saber bien cómo surgió, ella
acabó contándole sus miedos, sus temores. No quería volver a hacerse daño. Él
se quedaba perplejo a cada palabra que leía. No se lo creía. Y eso a ella le
hacía sentir aún peor. Como un monstruo. Tiritaba bruscamente sin tener frío
alguno, jadeaba cuando no podía seguir una conversación tan densa. Tenía miedo
de ser rechazada pero aún más le tenía a no ser sincera con ese que tantas
sonrisas le ponía en la cara. Cuando acabó de llorar y miró la pantalla… Ahí
estaba. Lo más bonito que le decían de corazón desde hacía ya tiempo. Pero eso
es algo que quedará entre ellos dos, no se le puede decir a nadie.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario