miércoles, 30 de mayo de 2012

Gusiluz.

–Te echo de menos –le dije.
–Tranquila, sólo quedan dos semanas.

El tiempo se paró en ese mismo instante. Dos semanas. Dos semanas. Eso ya no es nada para el tiempo que he pasado aquí. Llevo nueve meses deseando que llegue este momento, que llegue el día siete de junio y vaya a la fiesta con el vestido más bonito del mundo y que seguidamente llegue el dieciséis y esté en Gatwick facturando una maleta enorme. He soñado con todo lo que podía soñar: he soñado con que todo iba bien, he soñado con que mi avión se estrellaba, he soñado con que ya estaba allí, en Albacete; he llegado a soñar con que alguien me mataba y no os volvía a ver. Pero aunque haya soñado con todas esas cosas, eran solo pesadillas por la noche mientras dormía en una cama que no era la mía. Muchas mañanas me he despertado con lágrimas en los ojos porque no encontraba a nadie a mi lado o a mi madre en la cocina, o un vaso de leche de desayuno. Demasiadas veces. Pero esto está acabando, no me imaginaba que sería todo tan deprisa. Pensé que nueve meses tardaban más en pasar, pero no. Mi estancia aquí ha sido como una canción: rápida, dejando mucho que desear, con altibajos y con muchas cosas que recordar. Muchas. Demasiado buenas como para olvidarlas.
He echado de menos a mucha gente, muchas cosas, muchas emociones; pero he aprendido también loads of new things que siempre recordaré y llevaré dentro de mí. Tendría que darle las gracias a varias personas por todo eso, mas a la más importante ya todos la conocéis… 
Es una chica que llegó un tanto tarde al colegio, ojos verdes y delgadita (EJEM EJEM) que durante una gran clase de TOK no dejaba de mirarme a los ojos, hasta que al final dijo: "Oye... tú eres española, ¿no?"


¿Española yo? ¡Qué va! Me dieron ganas de decirle "Whaaaaat?" con acento de yoquésédónde, pero no lo hice, vaya qué raro en mí.


Y pasaron los días, y las semanas y los meses, y tenía a la lapa de Luz pegadita a mí. TODO EL RATO.











"Complementarias"


Y aunque a veces se pusiera un tanto pesada ahí estábamos las dos día sí día también (EJEM EJEM), teniéndonos la una a la otra, COMO DEBE DE SER.

No tengo mucho más que decir, solo que...


Voy a echarte de menos, Gusiluz, no te imaginas cuanto. Aunque, esperemos que lo más probable sea que el año que viene sólo tengamos tiempo de estudiar y de quedar la una con la otra, de "chilli" o de "chill out", como tú y yo solemos decir.

Gracias por todo.


Estás loca.


Pero te quiero (poco). Nah, qué va, te quiero lo suficiente como para comprarte por dos vacas y tres camellos. Eres perfecta tal y como eres, no cambies y deja de ser tan pija (L).



martes, 22 de mayo de 2012

Like any other post.

El olor.
El mejor sentido de todos sin duda alguna. El sentido capaz de hacerte viajar en el tiempo y recordar viejos momentos, el sentido capaz de hacerte olvidar cómo es algo para éste desde su última vez hasta que vuelves a olerlo.
A mí, personalmente, me fascina el olor de lo nuevo. Ver un libro nuevo en mi estantería me hace hojearla rápidamente cerca de mi nariz, y oler a árbol tintado mientras oigo las hojas pasar una por una (“trrrrrrr”), rápidamente.
Pero su olor es algo alucinante; indescriptible y de otro mundo. Te deja sin aliento en cuanto entra a la garganta y lo saboreas también. Hace mucho que no lo huelo, hace mucho tiempo que llevo sin su olor pegado a mi piel. Ese olor extraño a chicle mezclado con perfume y con champú. Ese olor extraño a ese chicle mezclado con ese perfume y con ese champú.
Lo echo de menos. ¿A ese olor? , qué va. A quien echo de menos es a él.

martes, 8 de mayo de 2012

F, F, F.

Que esa sonrisa que pone justo antes de besarme y justo después, me da la vida.
Que esas horas juntos parecen segundos, el tiempo se pone a jugar con nosotros y se piensa que no nos damos cuenta.
Que esas llamadas antes de acostarnos hacen que por la noche me vaya a la cama con la sonrisa más tonta del mundo, que parezco gilipollas un poco tonta, o quizás un poco de más.
Que esos ojitos que me pone para que le de un beso, me roban el alma.
Que cualquier frase que me diga me haga plantearme lo de que la perfección es imposible, porque él es real.

Pero ante todo, sé que nos amamos más de lo que dos personas pueden amarse en este mundo.
Licencia Creative Commons
Este obra de Ana Gracia Martínez está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.