miércoles, 29 de febrero de 2012

Sólo para él. Y para nadie más.

Hace mucho, mucho tiempo que no me pongo a escribir algo serio, pero no me arrepiento de ello, tal y como él me ha enseñado. Y es que si algo de tiempo me sobra estos días y desde que llegué a Torquay, se lo dedico a él, que se lo merece. Si tuviera que enumerar todo lo que F se merece, podría hacer aquí una lista de tropecientas páginas y nadie salvo él con una sonrisa de confusión lo leería. Bueno, él… y yo.
El caso es que hoy hace seis meses que empecé una nueva vida junto a esa persona que tanto me ha cambiado (siempre para bien), que me roba las contraseñas y publica en este blog, que me llena de besos, abrazos y caricias (y cómo no, dentro de esta sección se encuentra el que me “rasque de repelús”), que me mata y me emboba con cada sonrisa, con cada mirada y con cada vez que se acerca a mi oído para decirme que me quiere. Es esa persona que me hace no escribir, y que cuando escribo sea sobre él, o sobre futuros con él. Es F.
Si me pusiera a escribir cómo es… seguramente empezaría por decir que mide metro noventa y pico y que está tan delgado que de lado se vuelve invisible. ¿Que por qué empezaría por el físico? Para que os lo imaginéis. Tiene el pelo precioso, con su color natural entre castaño claro y rubio oscuro, con esas ondulaciones que le llegan ya hasta mitad de la espalda que hacen estremecerse a cualquier peluquero. A cualquier peluquero… y a mí. ¿Y a quién no? Pues a Ana, su madre, que se empeña pese a la grandiosidad de su melena en que se lo corte mucho. Muchísimo. Demasiado, para nuestro gusto.
Me voy por las ramas. ¿Que cómo viste? Bueno, es un chico P&B, tiene buen corte y sus camisetas no están mal. Dadle más tiempo, y veréis. Su personalidad… no tiene límites. Creo que ni tiene principio. Toca la guitarra como el que mejor, tiene buen gusto de música (si estás leyendo esto y no tienes ni idea de la música que me gusta, pues más o menos; rock), es educado y cortante, sabio y modesto, rudo y perspicaz. Lo tiene todo, y por eso me atrae.
El caso es que si tenéis quejas sobre mi blog últimamente, os entiendo, sea quien sea que siga leyendo este blog, porque F me hace dedicarle tanto tiempo que no me apetece ni escribir medio párrafo, tengo inspiración pero no puedo ponerle palabras.
Y así van seis meses ya, medio año, sin escribir nada productivo aquí. Y es posible que con esta entrada se cierre mi blog, con una entrada de amor. Y si no se cierra, escribiré poco, o no demasiado. No sé lo que voy a comer mañana, así que no me preguntéis cuánto voy a escribir aquí. Sólo quiero felicitarnos el medio año.
Siéntete querido, F. Siéntete amado, porque lo estás.

Ana Gracia Martínez Vergara

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
Este obra de Ana Gracia Martínez está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.