miércoles, 4 de mayo de 2011

Life as we know it

-Respirar profundamente y pensar en otra cosa, respirar profundamente y pensar en otra cosa, ... -decía en voz alta.
-¿Cómo vas a pensar en otra cosa si al decirlo, recuerdas en qué no tienes que pensar? -Thom entró en la habitación, haciendo que Lizz abriese los ojos, se desconcentrase y se levantara del suelo- ¿No te lo habías cuestionado?
  Ella pasó de él, no quería hablar con nadie, sólo quería estar sola y sumergirse en su mundo, donde podía hacer todo lo que ella quisiera y cuanto quisiera. Y podía hacerlo porque nadie iba a molestarle, nadie iba a impedirle hacer algo o iba a abrazarle cuando necesitara llorar. Quería aprender a estar sola, a no depender de nadie.
-¿No vas a responderme? ¿No vas a dirigirme la palabra? -ella siguió andando, recorriendo el pasillo, y él persiguiéndola, pero de repente, Thom le cogió del brazo y le forzó a darse la vuelta, a mirarle a la cara.
  Lizz no dijo palabra alguna, se quedó mirándole a los ojos con los suyos en lágrimas. Simplemente negó con la cabeza.
-Pues si no vas a responderme, espero que dentro de poco se te pase esto, y me llames de una vez -y acto seguido, la besó, dejándola atónita, en medio del pasillo de la oficina, con los papeles en la mano. Él echó a andar hacia adelante, miró hacia atrás una vez, y siguió caminando.

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