viernes, 25 de marzo de 2011

Cry.

  Todos necesitamos desahogarnos con alguien o solos, durante horas o incluso días, en una habitación cerrada o en el campo. Pero todos lo necesitamos, es un derecho.
  A veces te da la vena, y en cualquier momento, por muy feliz que estés, te da por llorar, por mirar el lado negativo de todo y por creer que no tienes a nadie. La gente, en general, no lo ve algo factible. ¿Por qué no? Llorar no es malo, si lo fuese, al hacerlo nos dolería, nos heriría más o cualquier chorrada de esas. Si lo fuese no lo haríamos tan a menudo, una vez al mes mínima aunque todo vaya sobre ruedas. Porque días malos tenemos todos, y alguien que los empeore también. Pero yo sigo sin entender por qué el llorar se ve como algo depresivo, triste y solitario.
  Obviamente no se hacen quedadas para llorar, pero surgen. Despedidas, por ejemplo, ya sean eternas o temporales. Y en esos casos son en los que se lo cuentas todo a quien seas, y a partir de ahí, la confianza que se coge con esa persona es algo indescriptible. Claro está que a ésa puedes importarle más bien poco y te puede mandar a tomar viento fresco, pero no suele pasar mucho, ¡menos mal!
  Otras veces no te da la vena por llorar, te da la vena por sonreír, por ver todo del color que en realidad es. Porque bien sabes que tu vida no es gris, ni negra, ni blanca. Sabes que tiene un arco iris con infinidad de colores, y que cada uno sabe de una forma. Pero que hay con personas con las que te sabe mejor el mismo color.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
Este obra de Ana Gracia Martínez está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.