Que te provoca sensaciones que no sientes con cualquier otra cosa. Que ni un porro, ni esa droga a la que estás enganchado te iba a proporcionar más inspiración que el amar a alguien. Que la sonrisa de esa persona en la que estás pensando constantemente vale más que cualquier minuto tuyo, y que eso te vale para escribirle un poema o una canción. Que la gota que colmaría el vaso sería que te correspondiese, que fueses feliz con ella y que no se te acabase nunca lo que sientes. Que hay muchos motivos por los que escribirle, cantarle y dibujarle algo, pero que cuando encuentras el verdadero no puedes parar. Que te obsesionas con ella, que no hay ni un segundo que no pienses en qué estará haciendo o en con quién estará esta tarde.
Que esos ojos centelleantes son los que mueven a una persona a hacerse famosa por unos versos que le cante. Que el simple hecho de tenerla al lado haga a alguien crear maravillas, increíbles obras de arte nunca antes vistas. Que girar la cabeza y encontrar antes su cara que la pared te den las ganas de vivir cada día. Más y mejor. Que esa persona te haga sentir el Carpe Diem como algo obligatorio, como un regalo.
Pero yo, yo no soy tan ñoña. Simplemente me conformo con que me queden a veces cenizas de donde una vez hubo fuego. Pero la verdad, no me importa.
Hay otras cosas que me inspiran, y por no tener al amor como una de ellas no voy a dejar de vivir, de crear o de sentir.
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