viernes, 11 de febrero de 2011

Euforia

Planear un viaje en unas semanas, un viaje que necesitabas desde hacía ya más de un año, y por fin ha llegado. Hoy es el día.

Vas a ver a gente que hacía más de ocho años que no veías, vas a ver a gente que apareció en tu vida como por arte de magia, sin previo aviso, y que significa algo grande para ti. Vas a coger el coche con más ánimo del normal, nunca has tenido tantas ganas de viajar, de salir de tu ciudad un fin de semana para irte a otra por la que nunca antes te habías interesado.

Te plantas delante de un café, e intentas serenarte un poco. Intentas frenar tu corazón, el cual late a una velocidad vertiginosa, cierras los ojos y saboreas el tostado de los granos triturados que han echado en tu taza, acompañados con un poco de leche. Y entonces, al coger el asa de tu café, notas que tiembla. Tiembla más de lo normal.

Estás eufórico, sientes que vas a recordar este día siempre. El día en el que paraste de copiar en una clase porque se te había olvidado escribir. El día en el que vas a ver a tus amigos “de lejos”, el día en el que tu sonrisa se va a salir de tu cara, y mientras escribes esto, anonadado, sonríes sin motivo alguno. Sabes que hoy va a ser diferente, que cuando lleguen las ocho de la tarde te va a dar un vuelco al corazón, va a traspasar tu pecho.

Aún a sabiendas de que has de calmarte, tu pierna no deja de moverse, se producen pequeños saltitos a pesar de que estás sentado. La gente te mira, es normal, deben estar oyendo tu corazón desde la otra punta de la sala. No puedes calmarte, pero esta sensación te gusta. No necesitas más para ser feliz por un momento, no más que pensar en las próximas cuarenta y ocho horas.

Que te digan algo a malas, que te insulten o que te miren de mala manera hoy lo consideras hasta como algo bueno o algo normal. ¿Por qué? Bien lo sabes, hoy no te faltan motivos para gritarle al mundo que estás emocionado, que en cualquier momento puedes ponerte a reír mientras lloras, que hasta quizás lo hagas en el coche, que en el último momento no te lo creas. Porque no te lo crees, no te crees que se vaya a cumplir algo imposible, no te crees que haya personas que a cuatrocientos kilómetros se interesen tanto por verte, no te crees que ya haya llegado, que desde hace un año llevas planeándolo y nunca ha dado frutos.

Pero hoy, amigo mío, es hora de que los recojas, porque es tu día. Y ya puedes imaginar muchos como estos, porque están a punto de llegar. Después de ocho años, hay plantas que germinan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
Este obra de Ana Gracia Martínez está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.