sábado, 5 de febrero de 2011

Marchar sin esos.

¿Os habéis planteado alguna vez el dejar a alguien? ¿El olvidarle para siempre y nunca más volver a saber de esa persona?
Puede ser que sí, es lo más probable. Pero ¿y si es una persona importante? ¿Qué pasa si es la persona por la que has estado sonriendo toda la vida? ¿Qué pasa si esa persona deja de hablarte, deja de poner interés en ti y tú dejas de saber de su vida, de lo que le ocurre?
¿Vas a sustituirlo? ¿Vas a borrarle de tu vida? Es algo en lo que tienes que pensar, sabes que no va a ser como siempre, que no vas a tenerle ahí para todo, para cualquier chorrada o cualquier memez que necesites en un determinado momento.
Sabes que las horas se van a pasar mucho más lentas, que vas a odiarle por no preguntarte o decirte cualquier chorrada. Sabes incluso que por el simple hecho de que no te escuche, y más cuando estás mal, vas a guardarle rencor. Y alguna vez tendrás que explotar, porque todo tiene sus límites, y si esa persona los roza hasta sobrepasarlos, no hay más.
Eso es todo. Ahí acaba.
Y es que parece muy duro decirle a alguien que sigues para delante sin él, pero hay gente que se lo merece.
Entonces has de pensar; pregúntate: ¿puedes prescindir de esa persona?

No.

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